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Arqueólogos israelíes descubren el más antiguo retrato de Jesús

Jesús se muestra como un hombre joven con cabello rizado y corto, sin barba. Un rostro “más judío, más de Oriente Medio”.

KehilaNews.com · JERUSALÉN · 01 DE DICIEMBRE DE 2018 · 08:00

El rostro de Jesús, resaltado por Emma Maaya en el dibujo encontrado en Neguev El rostro de Jesús, resaltado por Emma Maaya en el dibujo encontrado en Neguev rostro Jesús, cara Jesús
El descubrimiento del rostro de Jesús en una iglesia bizantina en el desierto del Neguev muestra un aspecto más judío que el Cristo de pelo largo y con barba representado en el arte europeo posterior.

La pintura de 1.500 años de antigüedad fue descubierta en el lugar arqueológico de Shivta, un pueblo bizantino en el sur de Israel, en el Neguev.

El rostro de Jesús muestra a un hombre más joven con el cabello rizado y corto, muy diferente de las túnicas sueltas y el cabello largo que se encuentra generalmente en las representaciones occidentales.

"Esta figura es más judía, más de Oriente Medio", dijo Howard Bass, pastor de la Congregación Nachalat Yeshua en Beersheva. "Se transformó en una figura menos judía, menos semítica cuandola iconografía de la iglesia cristiana posterior le representó".

Cuando el cristianismo llegó a Europa, los artistas representaron a Jesús más acorde a su imaginario cultural, lo que hizo que, por defecto, no pareciera semítico. Bass sostiene que la representación bizantina encontrada en Shivta es probablemente más precisa de cómo era realmente Jesús: ya que estaba más cerca de la época en que vivió y pintado en la misma tierra en que se crió.

El rostro de Jesús se encuentra dentro de una representación más amplia del bautismo de Jesús. “Hasta ahora, es la única escena del bautismo de Cristo hasta la fecha en Tierra Santa. Por lo tanto, puede iluminar la comunidad cristiana de Byzantine Shivta y el arte cristiano primitivo en toda la región ".



EL NEGUEV CRISTIANO

El hallazgo también es importante porque destaca al Neguev como un lugar de floreciente de cristiana.

"La mayoría de la gente piensa que Galilea tiene una herencia cristiana porque ahí es donde Jesús hizo su ministerio", dijo Bass. "Pero ahora tenemos todos estos hallazgos de Neguev que muestran que había cristianos, judíos y árabes que se convirtieron en creyentes en el Neguev hasta que llegó el Islam".

La pintura fue encontrada en una de las tres iglesias en el sitio. Shivta, una ciudad nabatea fundada alrededor del siglo I aC, Shivta forma parte de la serie de ciudades del desierto declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La ciudad fue abandonada sin ser destruida. Contiene tres iglesias bizantinas (una iglesia principal y dos iglesias más pequeñas) y una pila bautismal en forma de cruz.

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domingo

Arte y Cristianismo: Huellas del cristianismo en el arte

Arte y Cristianismo: Huellas del cristianismo en el arte
Madrid, 3 de mayo de 2005. ¿Cómo se ha entendido y expresado el mensaje de Jesucristo en la arte?. ¿Se puede estudiar las huellas que el cristianismo bíblico ha dejado en la pintura, sin hacer simplemente un tratado de arte religioso?. Ese es el desafío que se plantea Miguel Ángel Oyarbide en un libro, que ha publicado el Consejo Evangélico de Madrid en una impresionante edición, patrocinada por la Consejeria de Educación del gobierno autónomico de esta Comunidad, lujosamente comercializada por la editorial Clie de Tarrasa.
Escrito por José de Segovia.





Oyarbide es un pintor y profesor madrileño, que llegó a ser muy conocido por su programa de divulgación en TVE, Arco Iris. Su interés va más allá de los objetos de culto, que son devoción o insignia de una iglesia, sino que pretende centrarse en aquellas obras que son expresión íntima de un artista, que habiendo experimentado en su propia vida la transformación espiritual que significa conocer a Cristo como el camino, la verdad y la vida, ha dejado constancia en sus trabajos de este descubrimiento. Este enfoque evangélico del autor da a este libro una visión excepcional de la historia del arte, en un texto que unido a un excelente diseño, magnificas ilustraciones y una hermosa presentación, hacen de este libro algo mas que un objeto de regalo. Estamos ante una verdadera obra de pensamiento.

Ya en la introducción, Oyarbide demuestra su perspectiva protestante en una valiente defensa de la prohibición bíblica de las imágenes y una afirmación de la Reforma, como vuelta al cristianismo primitivo y a la Biblia como única fuente de revelación y doctrina. Como bien dice, no hay problema en decorar un lugar de culto, aunque ′es preferible un templo desnudo pero lleno del Espíritu de Dios′. Ya que ′un cristianismo coherente debería excluir toda representación plástica para adoración, devoción o culto′. Por eso mismo un creyente que es artista, no tiene porque hacer arte religioso. Las obras a tratar aquí son aquellas ′que constituyen una expresión artística de la vivencia del autor, o que se producen simplemente para ornamentación, con fines didácticos y descriptivos, y que desconocen desde su concepción cualquier pretensión idolátrica′.

El riguroso procedimiento de análisis que sigue este libro contempla la obra desde tres dimensiones distintas: el tema o contenido, el lenguaje y la forma estética. Tras considerar la huella del Evangelio en el arte paleocristiano, con todos sus símbolos y signos, considera su papel en la religión oficial y el primer gran conflicto sobre la adoración de imágenes. Oyarbide dedica todo un capítulo a la ilustración de códices y manuscritos por su invención de un nuevo repertorio de símbolos. La pintura románica es aquí contrastada con el gótico y su engrandecimiento de la Iglesia, con el elemento nuevo del retablo. Se escoge entonces a tres pintores protestantes (Durero, Grunewald y Cranach), considerando la importancia del grabado en la Reforma, que da lugar a dos barrocos distintos. Muy interesante también es su tratamiento de Francisco de Goya en el XVIII y Marc Chagall en el XX. El volumen se cierra al final con un directorio, un glosario y una bibliografía.

Con Gombrich, este libro parte de la tesis que ′no existe, realmente, el Arte, tan sólo hay artistas′. Como Hans Rookmaaker, Oyarbide rechaza el papel ilustrado del arte como religión. Añora los días en que ′eso que hoy llamamos arte no era considerado una actividad intelectual, ni el artista era ese individuo genial que tiene la obligación de expresar cosas y buscar constantemente ser original y además reflejar en sus obras el espíritu de la época en que vive′. La historia del arte cristiano es hasta el final de la Edad Media, en su mayoría la de obras anónimas. Pero a partir del XVIII el fin ya no es crear belleza, sino ser expresión de autor. Es la época del pietismo, cuando el cristiano se separa del mundo, y se olvida la realidad bíblica del hombre total, preocupándose solamente por salvar almas. ¡Qué triste que el arte ya sólo nos interesa mas que de una forma instrumental, como una mera herramienta de propaganda evangelistica!. ¡Qué lejos estamos los evangélicos hoy de aquellos artistas holandeses del siglo XVII, que tanto le gustan a Oyarbide!.

500 AÑOS DE ESTÉTICA PROTESTANTE

La conmemoración de los 500 años de la Reforma es una ocasión excelente  para reflexionar sobre las obras de arte producidas bajo la influencia del protestantismo. Quizá en un futuro podamos llegar a concretar las claves de una teoría del arte protestante. Entre tanto nos conformaremos con compartir algunas consideraciones fruto de la observación y reflexión de obras y movimientos artísticos que se han venido desarrollando bajo la influencia del pensamiento reformado.

¿EXISTE UN ARTE PROTESTANTE?
Ante la pregunta de si existe un arte protestante estoy a medias de acuerdo con el iconógrafo Louis Reau en que, de ser así, debería poder definirse, y “no solo por lo que carece: sensualidad, color, exuberancia vital[1], sino por unas constantes más sólidas.   El pastor Pierre Bourguet, autor de un interesante estudio sobre Protestantismo y Bellas Artes, afina un poco mejor cuando dice que el arte protestante es: grave, realista, sobrio y biblico[2]. Estas valoraciones son ciertamente imprecisas, por lo que de momento, no me siento capaz de definir el arte protestante, a pesar de que me inclino a pensar que realmente existe, tanto por  la manera en que los artistas renacidos impregnan sus obras, como por ciertas tendencias formuladas desde la tradición evangélica.

Quizá sea cierto, como afirma Reau[3], que “la Reforma aniquiló en Alemania los gérmenes del Renacimiento”, pero no es menos cierto que favoreció el despertar de una nueva estética en la Holanda del siglo XVII, como la Contrarreforma lo hizo en la España del mismo siglo, o la Revolución Industrial  en la Europa del Noucentisme.

Precisamente el arte que se produce en la calvinista Holanda, materializa, al menos en los contenidos, un claro manifiesto protestante. Al liberar a la pintura de la temática religiosa católica, desarrolla nuevos temas que, como la naturaleza muerta, el paisaje, la pintura de género o el retrato burgués serán el caldo de cultivo de nuevas aportaciones estéticas que culminan en la figura de Rembrandt, el artista protestante por excelencia.  Según afirma el historiador del arte David Smith[4], “cuando Rembrandt empleaba el claroscuro expresaba una “estética protestante”, pues en él había encontrado el medio formal para ilustrar el antagonismo radical entre el cielo y la tierra, lo espiritual y lo material, la luz y la sombra, característico del protestantismo. En cambio, en la obra del ferviente católico que es Vermeer, los contrarios se reconcilian. Respetuoso del dogma católico que preconiza la unión mística de lo visible y lo invisible, está profundamente convencido de que la imagen artística puede y debe incorporar una “presencia” tan indefinible como real”

UN ARTE ROBUSTO Y MORALIZANTE
Cuando visité en octubre de 2007 la exposición Portraits publics portraits privés 1770-1830  en el Grand Palais de París,  quedé sorprendido al ver el cuadro de los padres del artista alemán Philipp Otto Runge (1777-1810)[5]. Antes de ver la obra me llamó la atención que en los paneles introductorios se mencionaba que el autor reflejaba en esta pintura, una alegoría de los valores morales en el contexto de una Alemania protestante.[6]  Ese contraste entre la consideración de la familia como  “núcleo sagrado de la vida social”  y  testimonio de piedad filial y la ligera sociedad francesa queda muy bien manifiesta en el cuadro: severo, sólido, dureriano, lleno de simbolismossin concesiones a la frivolidad. Y es que quizá sea esa otra característica de la ética protestante que se manifiesta en su estética. Esa misma sensación me producen las obras de Nicolas Maes,  a propósito del ideal de familia protestante.

Philipp Otto Runge, Los padres del artista, 1806

La familia es para los protestantes algo verdaderamente  sagrado. Y es cierto que, como todas las cosas que se sacralizan,  suelen convertirse en un sistema de formas y  normas que funcionan si todo va sobre ruedas, pero que si algo se tuerce se activa todo un mecanismo de leyes, sometimientos y disciplinas que descubren que una vez más, no es la ley sino la gracia la que debe guiar al hombre. En ese sentido la ética y la moral protestante suelen ser severas, aunque por supuesto depende mucho de las denominaciones y sobre todo de la intimidad personal. Pero ahí está ese cuadro, tremendo, robusto y severo, nada afrancesado, nada coloreado, casi geométrico, muy simbólico… ¿Serán estas algunas insinuaciones de lo que estamos intentando definir?.

Otro  caso de evidente puritanismo estilístico es el del tardío Alberto Durero[7]. Hay una clara evolución hacia formas más rígidas y robustas a partir de su  asunción del mensaje evangélico. Como afirma Panofsky en su famoso estudio sobre éste gran artista, “el receptáculo ha de hacerse más resistente para soportar toda la emoción y profundidad espiritual interior, abandonando las anteriores formas más amables elegantes y flexibles, como ocurre con el Rembrandt tardío, el Beethoven tardío o el último Miguel Angel”.  Seguimos  reconociendo algunas características que bien podrían ser síntomas de esa supuesta estética protestante: carácter “mecánico” de posturas y ademanes, obsesión por el plano frontal y reducción del espacio a sus mínimos esenciales.

EL CASO ANGLICANO: ANTICLASICISMO Y 
ROMANTICISMO EN EL SIGLO XIX

Tras considerar la postura de los artistas que reaccionaron frente al academicismo y el peso de la razón en el siglo XIX observo que el componente de autenticidad, de búsqueda de la libertad creadora y de huida de las rígidas reglas académicas se caracteriza además por un reencuentro con la naturaleza como creación de Dios. Es decir en la naturaleza se encuentra el “secreto de la armonía y la belleza” más que en el desarrollo de las reglas matemáticas o en el idealismo del Renacimiento o el arte clásico. Esta concepción es la que produjo movimientos tan típicamente protestantes como The Pre-Raphaelite Brotherhood, cuyo ideólogo y mentor John Ruskin alentó a los integrantes de este grupo, a volver sus ojos a los ideales medievales; los primitivos italianos y el arte Gótico. Estaba convencido de que aunque el protestantismo no había aportado apenas nada a la arquitectura religiosa, el arte católico posterior a la Reforma quedó prácticamente atrofiado. [8]

Así podemos apreciar otro importante aspecto del arte desarrollado en el ambiente protestante, en este caso anglicano, y es el fuerte naturalismo y la búsqueda de una autenticidad frente al idealismo clásico.

El caso anglicano quedó muy bien ilustrado a raíz de la exposición “La Isla del Tesoro”, comisariada por Richard Humphreys y celebrada en la Fundación Juan March de Madrid (2012-13)[9]. Fue muy interesante apreciar una selección de obras realizadas a partir de la acción iconoclasta de los puritanos anglicanos. En ellas se observaba, no solo un abandono de la producción de imágenes religiosas con el consiguiente desarrollo de nuevas temáticas, especialmente el retrato y el paisaje, como ocurrió con el caso holandés, sino que se planteaba un clarísimo alejamiento del clasicismo.

A esto contribuyó definitivamente la creación de la Royal Academy  en 1768 al crear un marco para el desarrollo de un arte británico verdaderamente autónomo e independiente de las corrientes clasicistas francesas. De esta institución salieron en la primera mitad del siglo XIX un buen número de artistas con una visión muy comprometida con el  arte evangélico.

Por otra parte la publicación en 1756 del ensayo de Edmund Burke[10] sobre lo bello y lo sublime, atrajo la atención de los artistas para respaldar esa nueva visión anticlasicista que fue el Romanticismo. El Romanticismo británico es eminentemente protestante. Artistas como John Martin, Samuel Palmer, etc. así lo atestiguan. Sus visiones y representaciones de lo sublime tuvieron también mucho eco en la escuela del Rio Hudson en América, otro claro ejemplo de movimiento artístico de inspiración evangélica.

LA NOCIÓN MODERNA DEL ARTE

Después de las observaciones que he expuesto, y aunque hemos distinguido algunas características generales, sigo sin poder concretar las claves para la construcción de una teoría convincente y útil del arte protestante. Siguen flotando en mis pensamientos elementos un tanto dispersos que intento sujetar pero se me escurren y me resulta muy difícil poner en orden. Pienso en artistas, obras, movimientos corrientes de pensamiento, que me hacen fortalecer esa intuición con la que comenzaba este artículo pero que aún no soy capaz de fijar.

Pero hay algo que aún me produce más ansiedad  y que añade nuevas líneas de investigación. Y es la sospecha de la importantísima influencia que el espíritu de la Reforma ha tenido en la concepción del arte moderno.


Pieter Saenredam Nave e interior de St. Catharijnekerk, Utrecht 1655-60


Mark Rothko, Untitled (Black, red over black on red) George Pompidou
Estoy convencido de que “La crítica protestante funda, en su dialéctica, la noción moderna del arte”[11]. La visión luterana de neutralización de la imagen, y sobre todo las reflexiones al respecto de Zwinglio, que afirmaba: “Los muros son bellos cuando son blancos”[12], inician el concepto de la belleza de la anti-imagen, como afirma Stoichita. Este es sin duda uno de los pilares del arte moderno. El énfasis en este concepto de “muros blancos” alcanza categoría de género en la Holanda calvinista. La pintura de interiores de iglesia se pone de moda.[13]

“En resumen, lo que caracteriza a la Reforma desde el punto de vista artístico y la opone a la tradición católica medieval, es que el Verbo, la palabra de Dios, expulsa de la casa de oración a la imagen, considerada seductora y perniciosa”[14]

Donal Judd, 15 Untitled Works In Concrete, installation detail, Chinati Foundation, Marfa Texas,
Ese sentido austero, sobrio, exento de adornosque caracterizaba  a las corrientes puritanas se identifica perfectamente en obras de artistas contemporáneos como Mark Rothko (1903-1970) o  Donald Judd (1928-1994). En su crítica a la exposición de Judd en la galería madrileña Elvira González (2009), Miguel Cereceda explica: …”Con ello (esfuerzo por liberarse de las estructuras, valores y sentimientos de la tradición europea), sin duda, formularon un nuevo arte americano, que se adecuaba muy bien a los ideales de ascetismo y de pureza de la tradición puritana, pero que había de renovar radicalmente los lenguajes del arte contemporáneo, tanto los de la pintura como los de la escultura.”[15]

Si la invención de la fotografía en el siglo XIX nos hace valorar la pintura realmente en su dimensión plástica al liberarla de su función descriptiva,  la descontextualización de las imágenes hace descubrir su estética, por encima de su función.

¿No será esta concepción de arte fruto en gran medida de la estética reformada de la belleza del templo de muros blancos? Cuando en el arte contemporáneo se insiste en la idea de que menos es mas, ¿no significa la sublimación de la visión estética protestante?

Pero quedan muchos cabos sueltos, porque, por ejemplo,  cuando analizo la obra de los artistas protestantes más comprometidos del siglo XX, veo que se desenvuelven, en su mayoría, en el universo del lenguaje expresionista, que está bastante lejos del minimalismo que alentaba Zwinglio.

Confío en que algún día podremos poner en orden todo esto y descubrir que realmente existe una Estética Protestante que tenga la presencia que merece en el conjunto de la Historia del Arte, y que se reconozca su influencia en toda su dimensión.  Entre tanto seguiremos indagando, reflexionando, pero sobre todo emocionándonos con las obras de tantos artistas que han comprometido su vida y trabajo con la batalla personal que supone vivir la coherencia de una nueva vida en Cristo, que en definitiva fue la puerta que abrió la Reforma Protestante hace 500 años.


[1], Louis Reau, “Iconografía del art cristiano”pag 540
[2] Pierre Bourguet, “L’ Art protestant en Protestantismo et Beaux- Arts”. Paris, Editions “Je sers”, 1942.
[3] Louis Reau, op.cit. pag541
[4]Citado en  libro “Jan Vermeer.” Jean-Luc Chalumeau. Ed. Polígrafa 2001.
[5] “Otto Runge, pertenece a ese grupo de artistas que mostró una clara antipatia frente al academicismo y por consiguiente frente al clasicismo y al igual que Caspar Friederich, otro artista que expresa su fe claramente en su obra, se acercó al paisaje realista, al que infundió su personal simbolismo”. Steve Adams, The art of the Pre-Raphaelites. Silverdale Books, 2004.  Leicester.
[6]Album de la exposición, pag 24
[7] Ver E. Panofsky, “Vida y arte de Alberto Durero” pag 217
[8] A propósito  de esto Steve Adams escribe: “Ruskin noted with an astounding degree of tendentious zeal that nothig of architectural note had been produced since the division of the Christian Church. He was prepared to concede that while Protestantism was hardly conspicuous in the art and architecture generated in its service, the Catholic Church meanwhile had not shown  itself capable of a single great conception since its separation from  Protestantism. The Art of the Pre-Raphaelites. Pag 54
[10]Edmun Burke, “Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y lo bello” Ediciones Altaya, 1995
[11] Victor Stoichita, “La invención del cuadro” Pag 162
[12] Zwinglio, Sämtliche Werke, t III, pag. 490
[14]L. Reau. Icoografía del arte cristiano I. G. Pag 529).
[15] ABCDe las artes nº 913 . 5 de septiembre de 2009.

MIGUEL ANGEL OYARBIDE,  Madrid, 1954

En 1971, Miguel Ángel Oyarbide entró como discípulo en el estudio del escultor Francisco Espinós. Su posterior formación universitaria en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y, especialmente, sus encuentros con el pintor Antonio López Torres forjaron sus primeras aproximaciones al arte.
Paralelamente, a lo largo de los años ha complementado su labor como pintor con la divulgación del arte mediante la publicación de obra escrita -como la Enciclopedia Taller de las Artes, Editorial UVE, 1982), libros de texto para Enseñanza Secundaria (Anaya, 1998, 1999), o estudios monográficos como Huellas del Cristianismo en el Arte (Ed. Clie, 2003)-, programas de televisión -como el espacio de TVE, Arco Iris (1984-1985)-, la participación en conferencias -como las Jornadas de Arte y Biblia organizadas por el Ayuntamiento de San Fernando de Henares (Madrid)-; y la docencia en la academia-taller  que tiene abierta en Madrid desde 1983.
La obra pictórica de Miguel Ángel Oyarbide ha sido expuesta en numerosas muestras individuales y colectivas, galerías de arte y centros de exposiciones en España, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Australia.  Así mismo, algunos de sus dibujos y pinturas forman parte de colecciones permanentes en espacios públicos

MARC CHAGALL

MARC CHAGALL
El Mensaje Bíblico

Con motivo de la celebración del 125 aniversario de su fundación, Caja Segovia ha organizado una exposición en el Torreón de Lozoya con cerca de 80 obras de uno de los más importantes artistas del siglo XX, el ruso Marc Chagall (1887-1985). Se trata de una colección singular que recoge los trabajos realizados por este pintor judío, inspirados por El Mensaje Bíblico.





Sorprende en Chagall el uso de la cruz  
El título de esta exhibición viene del museo que tiene el artista en Niza desde los años setenta. Pero las obras que forman El Mensaje Bíblico nacen a partir de 1931, cuando el pintor viaja a Israel. El artista recorrió ese año Palestina, Siria y Egipto, con su primera esposa Bella y su hija Ida, a propósito de la apertura de un museo en Tel Viv. La cultura judía de Chagall tiene sus raíces realmente en el movimiento jasidico, que se extiende por el este de Europa el siglo XVIIII. Su práctica carismática de oraciones extáticas y misticismo gnóstico marcan la espiritualidad del pintor desde pequeño. Sus obras están siempre llenas de una poesía y colorido casi infantil, que forma un mundo amoroso y entrañable de fantasía vitalista.

Chagall se establece en París en los años veinte, volviendo a Rusia después de la revolución, para abandonarla definitivamente, profundamente desengañado. Su vida corre paralela a un siglo tumultuoso, que hace de la capital francesa su centro fundamental, hasta su exilio en Estados Unidos. Aunque su nombre se asocia con la llamada escuela de París, su obra no se somete a los dictados de ninguna de las vanguardias históricas del siglo XX, como se ha podido ver en los óleos, dibujos, acuarelas y grabados expuestos en Segovia. Algunos de los trabajos expuestas provienen no sólo de Niza, sino también del Centro Pompidou y algunas colecciones particulares, especialmente la de la nieta del artista. La muestra incluye también las ilustraciones que hizo para una Biblia publicada en Francia a principios de los años treinta.

“Desde mi primera juventud”, dice Chagall, “quedé cautivado por la Biblia. Siempre me pareció, y me sigue pareciendo, la más grande fuente de poesía de todos los tiempos. Desde entonces he buscado ese reflejo en la vida y en el arte”. Sorprende en un artista judía la gran cantidad de crucifijos que aparecen en sus obras. Pero Cristo no es para él un Mesías divino, sino un hombre sufriente. En la espiritualidad de Chagall no hay lugar para dogmas, doctrinas o iglesias, ya que en realidad no era ni cristiano ni judío. Incluso desconfiaba de las posibles utilizaciones propagandísticas que se pudieran hacer de su obra, por parte de algunos grupos religiosos. “Cada iglesia piensa que tiene la llave”, dice Chagall, “cuando yo pienso que la puerta se abre sola”.

Jesús dice ser el mismo la Puerta, pero El mismo se ha reservado las llaves. Y ciertamente esa Puerta tiene forma de cruz. Es ese el corazón del Evangelio. El que por esa Puerta entrare, será salvo, dice Jesús. Pero la cruz es mucho más que el símbolo del sufrimiento humano. La muerte de Cristo nos presenta el misterio de un Dios crucificado, en cuya locura está el poder y la sabiduría capaz de salvar a un mundo orgulloso, cuya razón ha provocado las monstruosidades que sufrió Chagall en este viejo continente. En ese sentido su nostalgia infantil por esa luz perdida nos habla de la realidad de un universo más allá de los sueños, en un paraíso recobrado por la sangre derramada en un madero. En esa nueva tierra tal vez bailen las vacas, se muevan los árboles, y los caballos dancen al son del violín, entre pájaros, ángeles y acrobacias. Porque en ese jardín todo florece por el agua del río de la vida, que fluye del trono donde hay un Cordero. Y ese Cordero aparece inmolado, para que no olvidemos nunca esa cruz.


José de Segovia. Algunos de estos artículos fueron publicados en www.protestantedigital.com y posteriormente impresos con el nombre de Entrelineas: Arte y Fe por el Consejo Evangélico de Madrid.

Lo mejor que tiene un creador son sus valores, Curro Royo

“Lo mejor que tiene un creador son sus valores, desde ellos puede entender el mundo” 
Curro Royo, guionista de series de éxito, cree que los evangélicos en 
España siguen teniendo “un enorme problema de comunicación”. 

AUTOR Joel Forster 
Curro Royo, a la izquierda, durante la grabación de 'Oniric'.


 Con la resaca de la entrega de los Premios Goya y en medio de un largo debate sobre el futuro del sector audiovisual en España, hablamos con un guionista de Cine y Televisión que cuenta ya con una trayectoria notable. 


Curro Royo nos explica cómo vive su fe en el mundo en el que lleva trabajando durante dos décadas. Mientras en Televisión Española arranca la nueva temporada de‘Cuéntame’, Curro Royo ya está metido de pleno en la creación de la siguiente, “la decimosexta”. 

Escribir para una serie de éxito no es una experiencia nueva para él, también en ‘Médico de Familia’ o ‘Periodistas’ firmó capítulos. El cine también le apasiona, siendo parte de proyectos como ‘El arte de morir’ (2000), ‘Trece campanadas’ (2002), ‘El Club de los Suicidas’ (2007) u ‘Oniric’ (2012). Su último gran trabajo como guionista es la esperada adaptación de la obra de Pérez-Reverte: ‘Las Aventuras del Capitán Alatriste’ (2014). La serie emitirá su primera temporada en Telecinco y Royo lo espera ilusionado. Buen conocedor de lo que se cuece en el mundo cultural y especialmente en la Industria Audiovisual, le hemos pedido que nos explique su día a día como escritor y el papel que su fe juega en todo ello. 

P. ¿Qué significa ser guionista y ser cristiano en el día a día de tu trabajo? R. Creo que lo mismo que significaría si en lugar de “guionista” pusiéramos “profesor”, “cocinero” o “fontanero”. Mi vida no es mi trabajo. Mi trabajo es mi trabajo, y por apasionante que sea, ocupa una parte acotada de mi tiempo y mi cabeza. Ser guionista no es lo mejor que me ha ocurrido en la vida y mirealización personal no pasa por el éxito o el reconocimiento que tenga del medio. Tiene su lugar... y al mismo tiempo, eso no significa que sea un compartimiento estanco. Paso muchas horas al día escribiendo, o reuniéndome con gente para hablar de lo que escribo. Al teclado, o en esas reuniones, soy... o lucho por ser el mismo que los domingos por la mañana va a la iglesia. 

P. ¿Puedes hablar con naturalidad de la fe en tus historias? ¿O sientes algún tipo de presión del público o incluso de compañeros de trabajo a la hora de crear?


R. Yo diría que me resulta muy sencillo y muy natural hablar de mi fe con mis compañeros... cuando sale de una forma sencilla y natural en la conversación. Quiero decir que muchos, muchos de ellos saben que soy creyente, porque llevamos años de trabajo en común o porque además de compañeros somos amigos. Sin embargo, con muchos otros, la conversación no ha surgido, ni creo que surja ni tenga por qué surgir. Respecto a la presión... no tengo otra presión en el trabajo que escribir lo mejor posible mis capítulos o mis películas. Si estuviera en una serie en la que sintiera ésa presión, la dejaría en cuanto me fuera posible.

 P. El hecho de tener unos valores concretos, ¿es un hándicap a la hora de trabajar en guiones en los que no eres el guionista principal o el director? R. En absoluto. Creo que lo mejor que tiene un creador son sus valores. Es desde ellos que uno toma una postura y puede entender el mundo. Ahora bien... una postura, no es una trinchera. Yo tengo muy claro que mis valores no tienen por qué ser los valores de mis personajes. Es más, he escrito, escribo y escribiré escenas e historias que responden a valores con los que no me identifico. Realmente es lo más divertido y a la vez lo más difícil de ser un contador de historias. Te levantas, te tomas un café, te pones al teclado... y de repente eres un asesino en serie, un espadachín del Siglo de Oro, un policía fascista en la Transición... Si juzgas a tus personajes, si no les dejas ser coherentes con sus valores, los conviertes en marionetas, y terminas escribiendo clichés y lugares comunes. 

P. ¿Cuánto de tu fe reflejas en tu guión en la práctica? ¿Es menos de lo que quisieras, o al revés, crees que hay peligro de sobreexponerla? R. Hace tiempo que descubrí que todo contenido impuesto a la fuerza a una historia, venga o no venga a cuento, es propaganda... y la propaganda mata la ficción. 
No me interesa hacer propaganda, ni de mi fe, ni de nada. Si es inherente a la historia, surgirá de una forma natural. Tomemos por ejemplo ‘Shadowlands’ (en español, ‘Tierra de Penumbra’), la historia de amor entre C. S. Lewis y Joy Gresham

El guionista, William Nicholson, no es creyente. Relatando su deriva hacia el ateísmo en la época universitaria, Nicholson afirma: “Por mucho que quería creer, tenía claro que somos los hombres quienes, en nuestra inmensa necesidad, nos inventamos a Dios”. Sin embargo, es un buen guionista, y compartiera o no compartiera la fe de C. S. Lewis, se dio cuenta de que era imposible escribir esa historia sin abordar la crisis de fe que sufrió Lewis al perder a su mujer. 
Lo mismo puede decirse del director que hizo la versión más famosa, Richard Attenborough. Sin ser creyente, supo respetar el espíritu del guión y el resultado es magnífico. 

Yo lo que de verdad llevo esperando toda la vida es que me suceda lo que le ocurrió a C. S. Lewis, el día que en su imaginación, vio un fauno salir de la nieve junto a un farol. Lewis siguió al personaje, y descubrió que se llamaba Sr. Tumnus, y que habitaba en un mundo llamado Narnia. Como el propio Lewis afirmó, “todo empezó con imágenes, un fauno que lleva un paraguas, una reina en un trineo, un magnífico león. Al principio ni siquiera tenían nada cristiano. Ése elemento se infiltró por propia voluntad”. 
De todas las imágenes que me han llevado a historias en estos veinte años que llevo escribiendo guiones, ninguna me ha llevado a Narnia. Tal vez ninguna lo haga. 

P. ¿Qué etiquetas o prejuicios se asociarían a ser evangélicos, en el ambiente de la producción de cultura en España? 
R. Los evangélicos tenemos un enorme problema de comunicación en todos los ámbitos de este país. Una y otra vez escuchas lo de “evangelistas”, cuando a nadie le sonaría bien “catolicista”, por poner un caso. No se sabe quiénes somos ni qué creemos. La inmensa mayoría de los españoles ni siquiera equipara “evangélico” a “protestante”. Entre esos españoles, desgraciadamente, también hay unos cuantos evangélicos. Si en el pasado éramos “herejes”, ahora somos “sectarios”. Nunca se nos ha dejado ser lo que somos, cristianos. 

P. En los casos que tú has conocido de cerca, sea cine o series de televisión españolas, ¿se ha presentado alguna vez a un personaje que se presente como “evangélico”? R. En los casos que yo he conocido de cerca, no. 

P. ¿Qué les recomendarías a los cristianos, a la hora de acercarse al entretenimiento en España? R. Examinadlo todo y retened lo bueno. Realmente, hoy en día hay tanto y tanto que ver que no merece la pena perder el tiempo viendo algo que no merezca la pena. De entre todos los dones que Dios nos ha dado, hay uno que raramente apreciamos. Es una capacidad innata para detectar algo que no es para ti: se llama aburrimiento. Los tiempos de sentarse frente al televisor a ver “qué hay”, han pasado y es el momento de asomarse a una oferta global. 

P. Por último, ¿qué le aconsejarías, de cara al futuro, a los universitarios que están estudiando Cine ahora? R. Que emigren.   

Leer más: http://protestantedigital.com/cultura/30644/ldquoLo_mejor_que_tiene_un_creador_son_sus_valores_desde_ellos_puede_entender_el_mundordquo

El Ciclo de la higera - Carlos Cazares - Artista







THE CYCLE OF THE FIG TREE

It has been a great privilege to share this journey with those who have seen the process of my work. Art, faith, love, and hope are daily occurrences in my life, which help me walk a fine line between rational understanding and intuition. Thank you all for opening your doors to me with all my questions and dreams. I celebrate with each contributor, friend, brother, family, my parents and ministers who gave me their love and friendship.
Alejandra, Joel and Daniel are the silent pillars of rock that envelope my soul, my spirit and my body everyday. They give me the opportunity to thank God and when I wake each morning, I see their love reflected in my life.
To the Author of life, for having sown the seeds of expression in me, which through the creative process, I can manifest art with the utmost passion. I have discovered that there are no borders between beauty and truth.

Carlos Cazares

4 jours d’expo et de performances artistiques

Majestart débarque à la capitale pour 4 jours d’expo et de performances artistiques. Dans le cadre d’un événement culturel connu de Paris : « Les Portes ouvertes des ateliers d’artistes de Belleville », Majestart investit le Temple Protestant de Belleville (EPU) pour 4 jours d’expo. Plus de 15 artistes de Majestart (& guests) réalisent en live des tableaux sur le thème « Petit Christ ».